Blog creado con la finalidad de aparecer en la revista TIMES y sus famosos rankigs

sábado, abril 29, 2006

La colorina que me fascina (Relato ebrio con la Coco)

“Buena mina con la que está bailando, compadre”, me dijo un beodo asistente a un bar de Valparaíso mientras ella movía al viento sus cabellos de frutilla. Saqué pecho y seguí danzando al compás de la música en pleno carrete porteño. Pasaron algunos minutos y otra vez lo mismo. Claro que está vez el galán de turno no presentaba indicios de alcohol en su cuerpo. Al cufufo no le creí mucho, al de los sentidos bien puestos, sí. Me detuve a mirar a mi pareja de baile y, para ser sincero, no le encontré detalles que sean de mi gusto. Quizás su cintura casi perfecta podría acercarse a aquello que me vuelve loco. Aún así no me atraía. O sea sí, pero muy poco. Quizás su rostro con rasgos finísimos la asemejen en algo a la mujer de mis sueños. Pero nunca tanto tampoco. Quizás sus piernas, por lejos las más miradas en el bar, me cautivarán alguna vez. ¡Qué pareja de baile que tengo! A esa altura ya me estaba enamorando, por lo que el baile no era baile, sino que un intenso juego de seducción, al menos de mi parte. La pelirroja no me miraba, ella reía radiantemente y flechaba a cuanto mozalbete cruzara la vista con la de ella. No faltó el galopín que entró al local vendiendo flores, y no faltó tampoco el seductor que desembolsó el dinero, que podría haber gastado en el mejor trago del local, para regalarle una rosa. “Se la manda el caballero que está en la barra”, dijo el niño con cara y voz de pícaro. El caballero, de no más de 20 años, al que hacía mención el niño apenas se notaba, los pies colgando delataban sus 150 cms. “Dice que se llama Demetrio”, agregó el niño. “Demetrio y medio será”, respondimos la linda colorina y yo, y soltamos la carcajada. Esa risa y ese sentido del humor terminaron por conquistarme. A esa altura ya pensaba en el matrimonio. Era perfecta, lo que había estado esperando por años, y la tuve por tres años al lado mío. Si hubiera habido un registro civil abierto a esa hora, sin duda que hubiera ido a sacar hora para el “casorio”. Aún contra su voluntad. No iba a dejar pasar está oportunidad. Para celebrar este gran hallazgo (de mi corazón), dejé por un segundo sola a mi acompañante y me dirigí a la barra a comprar un trago. No fueron 30 segundos, pero cuando volví ella ya bailaba con otro. Ahí se me vinieron de inmediato a la cabeza unas palabras de un viejo amigo. “Siempre habrá alguien más bonito que yo, más joven que yo, más talentoso que yo, con más plata que yo y que viva en Viña del Mar con vista al Pacifico”. Este era el caso. No me quedó más que acercarme al lugar que hasta minutos atrás había sido mi lugar y decirle al oído al viñamarino: “buena mina con la que está bailando, compadre”. El me debe haber clasificado entre los beodos.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Má de alguna vez me ha pasado lo mismo compadre... Y con la misma colorina jajajajajja.

12:12 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

q lido relato.............jajajajajajaja
una colorina

8:13 p. m.

 

Publicar un comentario

<< Home