Blog creado con la finalidad de aparecer en la revista TIMES y sus famosos rankigs

lunes, mayo 15, 2006

POSTEENME EN EMOL

ESTOY ESCRIBIENDO PARA EMOL SOBRE EL MUNDIAL
ES UNA ESPECIE DE CONCURSO
EL GANADOR TENDRÁ UN PREMIO QUE AÚN NO SÉ QUE ES
SE MEDIRÁ ORTOGRAFÍA, REDACCIÓN, ORIGINALIDAD Y CANTIDAD DE COMENTARIOS QUE TENGAN LOS ARTÍCULOS
ASÍ QUE NECESITARÉ MUCHOS MUCHOS POSTS

EL LINK ES:
http://blogmundial.emol.com/archives/grupo_a_por_hernan_cajas/index.asp

CONFÍO EN USTEDES

jueves, mayo 04, 2006

Qué monstruo que creaste, Don Francis


No, no, no. A mí no, señor. A mí no me pasen gato por liebre. Nada de cuentos. ¿Por qué nunca salen juntos en pantalla? Siempre uno primero y el otro después. ¿Por qué nunca coinciden en el mismo programa Mario Kreutzberger y su hija Vivi? Me he esmerado por encontrarlos juntos en algún estelar o simplemente en algún programucho de medio pelo. Pero naranjas, pamplinas. Nunca están juntos como familia que son. Reúnen a los Parra, los Frei, los Piñera, pero a los Kreutzberger nunca. ¿No se han preguntado por qué?. La respuesta es muy fácil y sólo un ojo sagaz y agudo como el mío podría descifrarlo. Don Francisco y la animadora de Gigantes con Vivi son la misma persona. ¡Sí!, por años el rey de los sábados nos ha estado engañando. Cuando el rechoncho animador se disfrazaba con pelucas o sombreros en esas latigudas tardes de sábado sólo estaba preparando su plan maestro. Ya había descubierto que eramos muy bobos. En verdad, hay que ser realmente bobo para mirar Sábados Gigantes durante cuatro horas seguidas. Ahí concluía la primera parte del plan. En su libreta de apuntes, el creador de la Teletón tenía escrito: “El público chileno es bobo, muy bobo”. Pero faltaba la segunda parte. Los gorros y las pelucas que desfilaban constantemente por su cabezota eran el medio para buscar en pantalla a su personaje maestro. Un sábado 24 de marzo de 1997, mientras un concursante panameño entonaba una canción de Donato y Estefano, Don Francisco hizo el casting de su personaje Vivi, en vivi y en directo. A esa de las siete de la tarde salía disfrazado con un vestido (sin usar rellenos), y una peluca lisa que caía por su gran testa. Ni los asistentes al estudio ni los telespectadores se dieron cuenta que se trataba de nuestro animador de exportación. Todos, absolutamente todos, creían ciegamente que se trataba de una nueva animadora, seguramente familiar de Mario por su gran parecido físico. Don Francisco escribió en su libreta: “Ya está, los engañé a todos”. De ahí en más sólo unos retoques. La misma cabeza, la misma barriga, la misma escoliosis y el mismo griterío hacían de Vivi, la hija de tigre de Don Francis.

Nadie lo había notado. Esto fue un trabajo de años de mi parte. Me conseguí todos los estelares desde 1997 en adelante. Ví nuevamente las últimas 10 teletones, es decir, 270 horas de amor, y nada. No coincidían en pantalla. Salía uno y entraba otro. Como Ñoño y el Sr. Barriga, como Popis y Doña Florinda, como la Chilindrina y su abuelita, como Joaquín Lavín y Milhouse de Los Simpson. Nunca juntos en pantalla. Obvio, si son la misma persona. Qué monstruo que creaste, Don Francis.

martes, mayo 02, 2006

Niño, deja ya de joder con la pelota...

Yo lo estaba viendo. Estaba frente a TYC Sports un 5 de julio del 2003 cuando un niño de 15 años, de apellido Agüero, y de nombre Sergio Leonel, ingresaba a la cancha. Jugaba Independiente y San Lorenzo y el mocoso entraba a defender la camiseta de su rojo querido, del Rey de Copas. Debutaba la gran promesa del fútbol argentino.

Yo lo estaba viendo. Estaba frente a Fox Sports Premium un 22 de marzo de 2005 cuando un niño de apellido Sánchez y de nombre Alexis, con apenas 16 años a cuesta, se paraba del banco para saltar a la cancha del Municipal de Calama. Copa Libertadores. Cobreloa y Once Caldas. El niñito nacido en Tocopilla entraba a defender su naranja amada, la de los Zorros del Desierto. Debutaba la gran promesa del fútbol chileno.

A los 16 yo sólo miraba televisión. No me perdía capítulo de Los Goleadores. A esa edad Sánchez, también llamado el Niño Maravilla, ya era el máximo anotador de Cobreloa. También seguía con devoción las aventuras de Oliver Aton en Los Súper Campeones. A los 16 años Sergio Agüero, también apodado Kun, ya levantaba el trofeo de campeón mundial sub 20 en Holanda, el año 2005.

Sánchez y Agüero nunca se han topado en una cancha de fútbol, ni mucho menos afuera de ella, pero en los diarios y revistas aparecen en la misma sección: la figura de la fecha, el mejor gol de la semana, jugador revelación del campeonato o el mejor jugador del partido. Pero no es lo único que comparten. Ambos ya están vendidos a Europa. El chileno al Udinese en 2 millones de dólares. El argentino al Atlético de Madrid en casi 40 millones de los billetes verdes. Uno nació al este de la Cordillera de los Andes y el otro al oeste. He ahí la diferencia. Los equipos de ambos jugadorcitos en edad, jugadorazos en categoría, juegan este domingo contra el cuadro más popular de su país. Cobreloa lo hace contra Colo Colo e Independiente frente a Boca Juniors. Ni el pibe de Tocopilla ni el cabro chico de Avellaneda podrán jugar...

Sergio Agüero llegó a la quinta amarilla en la fecha recién pasada y se quedó sin jugar el clásico de este domingo. Lloró. Regó de lágrimas la cancha de Olimpo de Bahía Blanca porque sabía que ese pudo ser su último partido con la camiseta del rojo. Podría reaparecer en la última fecha, pero a él no le interesa despedirse jugando de visita y teme lesionarse y quedarse sin el contrato que le asegura el futuro. La única manera que actúe este domingo, en su cancha, es que un compañero de equipo se lesione durante la semana. Así el Kun podría aparecer de titular, dejándole su suspensión por amarillas al compañero lastimado. No sería extraño que el sábado aparezca lesionado el tercer arquero del club...

Alexis Sánchez ya hizo las maletas para partir a Udine. Se fue de un día para otro a Italia y no pudo despedirse de su hinchada como él quería. Una cláusula en su contrato le impide seguir jugando en Cobreloa por miedo a una posible lesión. No lo iban a dejar actuar por la selección, pero el diálogo con los dirigentes italianos permitió que finalmente se pusiera la roja en el partido frente a Nueva Zelanda, siendo así el jugador más joven en debutar con el equipo de la estrella solitaria. Sin embargo lo que quiere el Niño Maravilla es jugar este domingo frente a Colo Colo, despedirse con goles y fintas, caños y gambetas, centros y tiros al arco, como es su costumbre, como lo marcan sus genes.

A Sánchez y a Agüero aún les falta para ser mayores de edad, van al colegio y no pueden entrar a locales nocturnos. Tampoco les interesa, son niños. Lo que ellos quieren, con todas sus ganas, es entrar este domingo a la cancha. Uno a la Doble Visera, el otro al Monumental. Pero no pueden...los adultos no le dan permiso.

sábado, abril 29, 2006

Nunca tan cerca...nunca tan lejos

Si entraba el tiro de Valdivia en Barranquilla. Si Navia agarraba de lleno esa volea contra Ecuador en el Nacional.. Dos minutos que podrían haber cambiado seis meses de la vida de todos los peloteros de este país. No estaríamos hablando de cómo llega Argentina, Brasil o Alemania al Mundial. Estaríamos opinando del estado físico de nuestro Matador, si Pizarro podría asumir por fin el liderazgo del mediocampo o si Nelson Tapia debería ir a la cita germana aunque sea como tercer golero. Felipe Camiroaga no estaría haciendo Animal Nocturno y ya prepararía algún personaje para su estelar mundialero. Canal 13 ya hubiera mandado a la tintorería sus olvidados ternos blancos para cubrir la justa deportiva como Dios manda. Los ejecutivos de TVN no podrían dormir con la disyuntiva de mandar o no al Sapito a la tierra de las gordas y las cerveza. D13 la revista sería una más de las decenas de publicaciones alusivas a la cita máxima del fútbol mundial. Renacería Minuto 90, la revista grande del fútbol. O Deporte Total cada semana saldría a ganar con sus páginas a todo color. TeleCanal ya habría fichado a Ignacio Hernández para que cantara los goles de Pinilla con el ya mítico: “Hay grito de gol en el Arena de Gelsenkirchen”, aunque su edad y lo complicado del nombre de los estadios sólo le permitiera decir: “Hay gol en Alemania”. Los equipos que nos hubieran tocado en el grupo de la primera ronda sería lo de menos. Después de la milagrosa clasificación no podríamos pedir más. Además que ningún grupo podría haber sido más difícil que el que le tocó a nuestros queridos hermanos argentinos. Ya estaríamos hartos del grupo Malas Juntas con su incesante cantito: “Chileno de corazón”. El ex ministro de transportes, Claudio Homann, habría vuelto a su equivocado hobby de componer y tendría a todos los chilenos repitiendo las canciones de su autoría al igual que en 1998. Pero no nos importaría nada. Todo eso nos daría lo mismo. Estaríamos felices con nuestro nuevo televisor de plasma. Nos sentiríamos realizados haciéndole el once ideal al Pelao Acosta, o nos embobaríamos frente al televisor sorprendiéndonos con cada detalle del mundial germano, mundial del cual seríamos protagonistas. Lamentablemente el tiro de Valdivia fue detenido en una notable intervención del colombiano Miguel Calero. Y el tiro mordido de Navia fue a dar a la parte superior del travesaño del arco ecuatoriano. Tendremos que conformarnos con ver Animal Nocturno, el estelar “no mundialero” de Felipe Camiroaga

Juan Pedro Fasola.

Eh, pocho, ¿con qué número jugás?

Le pregunté a mi viejo, que ya supera la barrera de los 50, sobre qué punteros izquierdos de décadas pasadas recordaba. Se fue lejos en el tiempo y rememoró a Bernardo Bello, Leonardo Veliz y Leonel Sánchez. “Centro de Sánchez, gol de Campos” me dijo. Yo los ubicaba a todos pero no los había visto jugar. Así que volví a leer Puntero Izquierdo de Mario Benedetti e hice memoria de las alas siniestras que yo recordaba. Vale recalcar que mi memoria futbolera está estrechamente ligada al Mundial de 1990. De ahí en adelante. Crecí leyendo Minuto 90, la revista grande del fútbol y hasta hoy guardo como un tesoro la colección completa de Don Balón. Costó encontrar punteros izquierdos de los 90 en adelante. El primero que se venía a mi memoria era Jaime González, el corto le llamaban en Calama por su escaso porte. “Centro de González, gol de Mario “Osito” Núñez” dirían los más contemporáneos. Fueron dupla en Ohiggins y Católica, dejando los mejores recuerdos en el equipo de la sexta región. Anduvo por Colo Colo, Bari de Italia, tuvo dos pasos por Católica y Cobreloa antes que Audax Italiano comprara su pase en una cifra que se acercaba al millón de dolares. El típico puntero que se desvive por sacar goleador a su compañero de ataque pero que cuando enfrenta solo al portero piensa más de lo normal. El karma del puntero. Claudio Núñez, Rodolfo Moya, Marcelo “Papelucho” Alvarez y el mismísimo Patricio Yañez sufrieron de ese mal. Dicen que este último tampoco sabía dominar. Si la cuota de gol por año hubiera sido más holgada, vaya que la trascendencia también lo hubiera sido. Goles y trasecendecia, una fórmula totalmente proporcional.
Luis Díaz tuvo una aparición rutilante en la liguilla pre libertadores de fines del 96. Rápido, atrevido y encarador, como buen puntero. Pero como buen puntero también, con la ya sabida falta de gol. Perdió terreno con la llegada de Acosta y Bisconti y decidió partir. Acá otro mal del puntero chileno. En los equipos chicos era el delantero indiscutido. Atacante perfecto para jugar de contra. Sus buenas campañas en cuadros de segundo orden hacían que volviera a equipos grandes. Colo Colo y nuevamente Católica eran sus destinos. Pero en los equipos de mayor jerarquía era el quinto delantero, el volante de salida de emergencia, el titular de la Copa Gato y muchas veces el Lateral Izquierdo que faltaba. Figura en Rangers, Osorno y Everton, Díaz hoy es el abrelatas zurdo de Cobresal, equipo que juega con tres delanteros, dos de ellos punteros bien pegados a las líneas.
Cómo ellos hay muchos, pero ninguno con la trascendencia suficiente. En la selección de los últimos años no se recuerda que haya actuado un puntero zurdo en más de dos partidos. Paolo Vivar y Jean Beausejour lo hicieron volanteando y el mismo Jaime González no duró más de un partido y medio. Con respecto a los extranjeros hay uno con el que tengo gran cercanía. Lo conozco, lo conozco mucho. ¿Su nombre? Rubén “Pocho” Acosta, uruguayo que en 1996 llegó a Antofagasta para formar un rombo letal en ataque junto a Gabriel Caballero, Daniel Fascioli y Jorge Muñoz, otro puntero más, elegido hace poco como uno de los grandes fiascos del Mallorca en un foro organizado por los hinchas del equipo que dirige Cuper. ¿Pero de dónde mi cercanía con el alero uruguayo? Ocurre que mi fanatismo con el deporte rey ha hecho que año a año anote en un cuaderno las nóminas con la numeración completa de los equipos del fútbol chileno. Plantel por plantel, jugador por jugador. El año 1998 Acosta había llegado a Palestino casi al cierre del libro de pases. Pasaban las fechas y no había podido averiguar con que dorsal actuaba el Pocho. Hasta que llegó el partido de la UC y los tricolores en el Santa Laura. Estaba tan ansioso porque vería en cancha a Edú y Wagner y además porque averiguaría con mis propios ojos el número que utilizaba el puntero izquierdo Rubén Acosta, el único que me faltaba para completar la nómina de Palestino. El arbitro dio por comenzado el partido y el uruguayo no estaba en cancha. Dieron las bancas por parlantes y tampoco estaba. A esa altura daba lo mismo ver a Edú y Wagner, mis dos grandes ídolos de infancia. Terminó el fome primer tiempo y bajé a los baños del recinto de Independencia. Iba sólo a lavarme las manos pero al darme vuelta noto que ahí estaba él: el Pocho Acosta...en el urinario. No terminaba nunca el Pocho. Ni los hinchas de Palestino lo habían reconocido, pero yo sí. Era menudo, pichanguera al estilo Bam Bam y...y lo demás no lo puedo describir. Antes que lavara sus manos procedí a hacerle la pregunta que me serviría para completar mi cuaderno, guardado hasta el día de hoy. Eh Pocho, ¿Con qué número jugás? “Con el 29”, me respondió casi en un acto reflejo. No cabía en mi felicidad. Había completado mi cuaderno. Quería darle la mano para agradecerle pero recordé que no estaban todo lo limpias que aconseja el doctor. Un “gracias Potro” fue suficiente. Volví a las incomodas tribunas del mejor estadio de Santiago. Quería que pasara rápido la hora y llegar a mi casa a revisar mi cuaderno. Terminó el partido, seguramente debe haber ganado la UC, eso ya ni lo recuerdo. Llegué a mi casa, abrí mi cuaderno y para sorpresa tenía en el espacio del 29 a Cristián Jeandet, un chanta que había llegado junto con el puntero izquierdo Rubén Acosta, a esa altura mi ídolo. Se me venía el mundo encima ¿Si el Pocho era el 29,qué número era Jeandet?. Esa si que era una misión imposible. Busqué a Jeandet por todos los baños de Santiago, pero jamás lo encontré.

Pulp Fiction. De Tarantino, obvio...


Pulp Fiction es “una masa suave y húmeda de una sustancia”¿De qué sustancia? Ya lo veremos. De principio a fin –o viceversa- se respira eso que a los ociosos, pero, al menos, acertivos, traductores les gustó llamar “Tiempos violentos”.
Pulp Fiction (EEUU, 1994, Quentin Tarantino) es la historia subterránea y bulliciosa de gente violenta, criminal, adicta a la venganza y al peligro. Una película moderna acerca de los viejos vicios; el reconocimiento, al más puro estilo de Tarantino, de una comunidad apestada, pero también embobada por el espectáculo fascinante de la vida al límite. Es esta contradicción la que se repite también en el espectador, pues al mismo tiempo que espanta, por la realidad perversa y la visión corrupta y descarriada del mundo que se nos muestra, atrae, porque lo sucio seduce, invita al pecado y finalmente atrapa.
En un primer momento nos veremos fascinados por el reflejo de la vida perdida de los chicos malos, pero luego, e irremediablemente, surgirá el asco. Una extraña sensación de la conciencia como si esta estuviera manchada, como si estuviera vencida por esta realidad. Es la densa y dura cara de la vida bruta y fría. Un balazo a quemarropa, un twist, una sobredosis, la santa Biblia, todo esto es una y la misma cosa. Todo esto es la vida que se abalanza y atropella. Es la ola que sorteamos constantemente, es el miedo y la expectación de lo turbulento, de lo irracional de la existencia.
Pulp Fiction reúne en sí la más clásica trama del cine negro –del cual Tarantino es absoluto devoto- con una extraña mezcla de las más recónditas referencias de la cinematografía mundial, pasando por el claro tributo a Hitchcock en la escena en que Butch (Bruce Willis) observa por el parabrisa de su auto a Marcellus (Ving Rhames), tal cual lo hiciera Janet Leigh en la legendaria Psicosis. Asimismo la recordada escena del twist entre Vincent (John Travolta) y Mia (Uma Thurman) es semejante a la escena de Banda aparte de Jean Luc Godard, aunque el mismo Tarantino asegura que tal baile lo extrajo de la película animada Los Aristogatos.
Por su parte, Pulp Fiction ofrece una exquisitez técnica y narrativa sobresaliente. El manejo del tiempo como recurso cinematográfico es, sin duda, la mayor destreza de Tarantino. Tres relatos (que en principio se dirigía a ser tres cortometrajes diferentes) son conectados por medio de líneas oblicuas y dispersas creando una sola gran realidad que se entrega a la determinación de un tiempo circular único. Es la realidad densa que nos propone la trama la que triunfa finalmente en la imagen. No se trata de un juego narrativo innecesario en el que el principio es al mismo tiempo el final de la película. Corresponde esencialmente a la representación de la realidad tal como se presenta: caótica, multiperspectiva e ilógica. Tan sólo como ejemplo, nótese que en la escena en la cual Pumpkin (Tim Roth) y Honney Bunny (Amanda Plummer) preparan el atraco al restaurant en el cual desayunan se oye muy de fondo la voz de Vincent anunciándole a Jules que se dirige al baño. Este detalle demuestra que la realidad se presenta de mil formas distintas, en espacios y tiempos también distintos. Refleja la prodigiosidad en el manejo del relato, cosa que Tarantino hace funcionar a la perfección. Toda la trama es un sinfín de detalles caprichosos e intencionales que conducen al espectador atento hacia el vislumbramiento de algo así como el tiempo en su condición esencial y radical, en donde el futuro se hace presente y al hacerlo se hace real, al mismo tiempo que el pasado perdura de manera concreta en la acción de la presente. Basta decir que tal forma de narración es archirepetida en el cine que seguiría a Pulp Fiction (Amores Perros, Ciudad de Dios, Snatch, Cerdos y diamantes) sin duda porque tan sola esta manera de presentar los hechos logra una dinámica en la cual el cine traspasa la barrera del tiempo lineal.
En cuanto a la utilización de planos, Tarantino exagera en primerísimos planos, generalmente acompañados por luces tenues que moldean las formas. Así, por ejemplo, lo podemos notar en los acercamientos a la cerradura del maletín, la boca de Mia, el rostro de Butch mientras Marcellus monologa durante dos minutos, etc. Los acercamientos bruscos (la jeringa que se introduce en el brazo de Vincent, así como la que Vincent le introduce a Mia para revivirla) así como los planos de campo medio son utilizados en muchas ocasiones, con frecuencia para dar fuerza al desarrollo de la escena (Vincent y Jules –Samuel L. Jackson- en casa de Brett o Vincent y Mia en la bizarra conversación en el Jackrabbit´s Slim) El plano americano, así como los planos inclinados y la media figura son ocupados por Tarantino casi en la totalidad de la película, aunque carecen de la efectividad que se les ha impreso a las escenas de corte close-up. En cuanto a la iluminación, Tarantino deja en claro la intencionalidad de cada cuadro de acuerdo a su uso. Así, podemos observar escenas en las cuales el blanco de la luz predomina casi por completo (la casa de Mia al momento en que Vincent pasa por ella, El baño de Jimmie, etc) Tonos rojizos y más oscuros son los que se encuentran en el bar de Marcellus, la habitación del motel en donde se encuentran Butch y Fabienne (María de Medeiros) o el oscuro antro sodomita en donde se hallan el propio Butch y Marcellus. Por último, los primeros planos son acompañados con luces tenues y de medio lado.
Respecto de la problemática del tiempo y la perspectiva del espectador en Pulp Fiction, Tarantino nos da ciertas pistas extremadamente pequeñas a través del film que nos permiten resolver la disyuntiva en al menos un par de ocasiones. En este sentido, sólo con minuciosa atención podemos captar este minúsculo detalle premonitorio. El primero y más obvio es el que la propia estética del film nos entrega al contar los hechos de forma caótica. Se trata de una situación en la que el espectador se hace omnisciente con respecto a la muerte de Vincent. Sabemos, sin duda alguna, el destino del personaje de Travolta en la cafetería, aún comprendiendo que es en la parte final en la cual nos venimos a enterar. Este es el juego que Tarantino nos hace jugar, nos hace saber que tenemos el poder pero, al mismo tiempo, que este poder no vale de nada, pues él mismo ha inventado las reglas. Existe una segunda situación, no obstante, en la cuál el espectador debe poner toda su capacidad recordatoria y analítica a prueba. La metralleta que Butch ha encontrado en la cocina de su apartamento mientras Vincent se encuentra leyendo en el baño una clásica Pulp Fiction era en realidad propiedad de Marcellus.¿Cómo? Claro, Marcellus se encontraba comprando cafés ( Nótese que Marcellus lleva dos vasos en el momento en que Butch lo observa por el parabrisas) mientras Vincent leía tranquilamente. Por este motivo, Vincent no reacciona cuando oye que alguien ha entrado en el departamento. Por lo demás recuérdese el diálogo que sostienen Vincent y Jules antes de matar a Brett en el cuál afirman que en vez de tener un par de metralletas no poseían más que unas pistolas doradas.
Son estos pequeños elementos los que conforman el lenguaje cinematográfico. Tarantino ha llegado al límite y ha dejado al público en una posición expectante frente al espectáculo fascinante de la imagen y del sonido. No es menor que la banda sonora de la película corresponda a la propia discoteca de Tarantino. La estética exuberante y estrafalaria también es propia del director. Los peinados afro, los trajes negros, los diálogos estilizados y fútiles, todo eso es Pulp Fiction. Realidad 100% en formato de 35mm.
Pulp Fiction permite solo en parte resolver el enigma que el espectador desea desentrañar. Es, al mismo tiempo, la visión real de los hechos y la visión de un sub-argumento basado en pequeñísimos detalles que crean un segundo relato oculto silenciosamente bajo el guión superficial.
No hay en el cine de Tarantino una sola metáfora. Su lenguaje es duro y áspero. No concede licencias de ningún tipo y aunque sus diálogos parecen innecesarios no hay en ellos una sola coma de más, Pues estos reflejan fielmente una sociedad posmoderna, con un agudísimo humor negro, sin esperanzas, y sobre todo, ávida de vivir al límite.
El espectador debe rendirse ante el jueguito enfermizo de Quentin y descubrir en él la médula de la expresión cinematográfica como la contemplación del mundo al revés, del mudo banal y de diálogos estúpidos que son reflejo del brote de criaturas negras viviendo en Los Ángeles.
Pulp Fiction es “una masa suave y húmeda de una sustancia indeterminada” ¿De qué sustancia? Pues, de la cruda realidad en la cual vivimos y acaso no queremos conocer. Tarantino nos la tira en la cara.

Se va??


Se nos va un grande. De aquellos jugadores que nacen de cuando en vez y que tienen el arco entre ceja y ceja. Aquellos que con el portero en la retina se hacen presente en el marcador en cuanta cancha pisen. Al parecer octubre fue el mes en que este embajador del fútbol chileno jugó sus últimos partidos en tierras nacionales. Y lo hizo jugando donde el quería, ganándose el mote de mercenario por gente que poco y nada tiene que hacer en la actividad. Después de pasar por Italia, un paso considerado por él mismo como de dulce y de agraz, y ver crecer junto a él a grandes jugadores hoy la rompen en el país de la bota, hoy parece decir adiós. Las continuas lesiones y el desgaste de la relación con los dirigentes terminaron por adelantar su partida. Una verdadera tristeza para el otrora ídolo que terminó cediendo la titularidad ante un jugador argentino que anota un brillante paso por Santiago Morning y un par de buenas actuaciones en tornos internacionales como sus únicos méritos, pero que le quita el cartel de ídolo y goleador. Es una pena que haya terminado su carrera quedando en deuda no sólo con el equipo en que jugó sus últimos partidos, sino que también renegando de los colores de su infancia, aquellos que marcan no sólo sus primeros pasos en esto del fútbol, sino que también su raza. Sin embargo nadie reprochará todo lo que le entregó a los torneos nacionales. Siempre se las arregló para figurar en todos los equipos que estuvo. Al parecer octubre fue el mes en que se despidió uno de los jugadores que seguirá siendo recordado de aquí más. ¿Marcelo Salas? No.Hasta pronto Pascual de Gregorio, el que se fue de San Felipe, junto a Mauricio Cataldo, el que dejó el nombre de Chile en buen pie en el fútbol chino, el que quiso jugar en el equipo del Aconcagua desechando ofertas de otros equipos igual de poderosos, el que jugó en Bari de Italia y vio crecer a Antonio Cassano, el que las lesiones y la mala relación con los dirigentes le dijeron “no va más”, el que terminó dándole la titularidad a Francis Ferrero ex figura del “Chago”, y también de Colo Colo en torneos internacionales, el que quedó en deuda con San Felipe y también con Audax, el equipo de su raza italiana. Pudo retornar al equipo itálico pero jamás lo hizo. No te mueras nunca Pascual De Los Goles. Quién sabe si vuelve...de la mano de Wildo.

Permuto cagón chileno por pecho frío argentino


Dicen que las comparaciones son odiosas. Pero el odio que le tengo en estos momentos a la selección chilena y especialmente al capitán de la última parte del proceso, David Pizarro, es aún mayor. ¿Cómo íbamos a llegar a la cita máxima del fútbol mundial si nuestro gran referente en el extranjero jamás se ha echado el equipo al hombro?. En el San Carlos de Apoquindo le dirían que vaya a jugar con muñecas, en el Monumental que es un cagón y en Argentina simplemente que es un pecho frío. Luis Jiménez ganó solo el partido frente a Venezuela en el Nacional. Luis Fuentes ganó solo el enfrentamiento contra Bolivia de local.¿Y el capitán Pizarro?, ¿y el enano de la providencia?, ¿y el volante del Inter de Milán? Bien, gracias. Jamás, pero jamás pudo ser el referente que la selección necesitaba. Sólo en las Olimpiadas de Sydney pudo marcar diferencias. Fue figura por sobre Xavi, Ronaldinho y Pirlo, pero son ellos los que el próximo año actuarán en el mundial gracias a que jugaron un papel importante en el desarrollo de sus respectivas clasificatorias.
El icono de los pecho frío en Argentina es Juan Sebastián Verón por su pobre campaña en sólo tres partidos. Los tres matchs que Argentina disputó en el Mundial de Japón Corea 2002. Seguramente una calentura por perder ante el archirival Inglaterra, quedar eliminado ante la inferior selección de Suecia y porque Verón era la gran contratación del Manchester de...Inglaterra. Una calentura de la hinchada, que necesitaba caer sobre algún jugador. Y fue sobre Verón, el volante que jugó de carrilero derecho las clasificatorias del 98, el volante que jugó como único contención en el Manchester, el volante que jugó de 9 y ½ en la Lazio, el volante que era el enganche de Argentina en las clasificatorias del 2002, el volante que ahora juega al lado del “picapiedras” de Cambiasso en el Inter. de Milán, el volante que opacó a Maradona en Boca Juniors, el volante que se ha comido la cancha en todos los países donde ha jugado y ha sabido ser emblema de sus equipos. En cambio nuestro pecho frío salió pateando un estático porque era sustituido pero nada hacía dentro de la cancha. Nuestro pecho frío se enojaba porque lo corrían cinco metros a la derecha o a la izquierda dentro de la cancha. Nuestro pecho frío no era ni contención ni creación en la selección. Nuestro pecho frío dijo que se retiraba de la selección a los 26 años porque no había tenido tiempo para estar con sus hijos. Si quiere, que ponga un almacén en su patio para que pueda trabajar en su casa y estar con sus hijos. Yo le hago los contactos en la Municipalidad. Si me obligaban a elegir a un pecho frío, me quedó por lejos con Juan Sebastián Verón, que sin ser un superdotado es más que cualquier pecho caliente de Chile.

¿Seremos nosotros, señor?

¿Soriano estará hablando del fútbol chileno? Aquel fútbol en donde arqueros prácticamente desconocidos por el medio, como Cristián Trejos, Alberto Erlich, Jhonny Pérez o Eduardo Azargado buscan su minuto de gloria, pero sólo logran eso que buscan: un minuto. Por ejemplo, Carmelo Vega, esbelto arquero, promesa del fútbol chileno que aparece en 1998 junto con Rodrigo Pinto y Carlos Ortega y que es llamado a la selección por el calvo Nelson Acosta. Luego de perderse dentro del mapa futbolero vuelve en éste 2005 al primer plano, siendo el reemplazante del suspendido Nicolás Peric y logrando tapar 5 penales en forma consecutiva. Ya con más kilos que en 1998 aparece nuevamente en los diarios, revistas e incluso notas televisivas adelantando el despegue definitivo de una de las grandes promesas del arco chileno en el siglo 21. Sin embargo, luego de no poder tapar su sexto penal seguido y una serie de desafortunados errores pierde el puesto con Marcelo Jelvez, un desconocido golero chileno que cuenta en su currículo la titularidad del Mundial Sub 17 de Egipto 97. Hace muy poco es informado por la dirigencia de la Universidad de Concepción que debe buscarse un nuevo club, ya que no es tenido en cuenta por el nuevo técnico y que será postergado a ser el tercer arquero del equipo del Campanil luego del arribo del mundialista uruguayo, Federico Elduayen.También está el caso de Eduardo Azargado, un nortino, por años resagado a la suplencia de Ronald Yavar, Carlos Prono y hasta del mismo Jhonny Perez, que logra el paso a la Libertadores 1994 con Unión Española. La vida parece sonreírle. Es el titular de la campaña 1993 y suena como posible refuerzo de esa “U” de Aredes, Delgado y Salas para ser el suplente de Sergio Vargas, el mejor arquero de ese año. Finalmente al equipo azul llega Nelson Cossio y Azargado se concentra por completo en su titularidad para el gran desafío que se le presentaba al equipo hispano. Pero de un día para otro pasó a ser el posible suplente de un arquero que haría historia en nuestro fútbol, Sergio Vargas, a ser el reserva del recién llegado Gerardo Rabajada, un uruguayo, clon de He Man, y que debió tener un gran representante para llegar al Sevilla, un equipo con tradición en la Liga española.Pero aljemonos un poco del tema de arqueros. Historia en donde los porteros tienen su minuto de fama hay muchas, pero canchas tan malas como la de Estrella Polar hay sólo una en nuestro fútbol de Primera División: San Felipe. Y no sólo eso coincide con el equipo del pintoresco Clavito Godoy. Osvaldo Soriano, en su cuento El penal más largo del mundo, cuento que llegó a ser repartido en todos los estadios del fútbol argentino hace pocos años, dice que los defensas de Estrella Polar “eran lentos como burros y pesados como roperos y que gritaban como marranos cuando no tenían la pelota”. ¿Estará hablando de Richard “Manteca” González (a punto de cumplir 40 años), Juan Robledo y Jhon Ahumada?, el trío de centrales del club del Aconcagua. Soriano dice que daban y recibían golpes con tanta lealtad y entusiasmo que es imposible no asociarlos con el “temido” mediocampo sanfelipeño de Huaiquipán, Celedón, Cataldo y Luis Nuñez, que reciben muchas patadas durante los partidos, pero que cuando hay que dar, como dan…“Por las noches celebraban en el prostíbulo de Santa Ana y la gorda Leticia se quejaba de que se comieran los restos de pollo que ella guardaba en la heladera”, dice el viejo Osvaldo. Similar a lo que sucedía en 1996, cuando la bandita liderada por Juan Carreño, Dionny Guerra y el hondureño Wilmer Velásquez (meto las manos al fuego por el gran Coke Contreras), celebraban cada triunfo y pasaban las penas de cada derrota donde la archi conocida Tía Olga en Concepción. Soriano cuenta. “Nosotros, que por ser menores jugábamos los sábados, no nos explicabamos como ganaban si eran tan malos”. Lo mismo sigo pensando en cuanto a la digna participación que tuvo Chile en la Copa América de 2001, en Colombia, con la selección que tenía jugadores más desconocidos de los últimos tiempos. Hablar del árbitro es un tema peligroso. Debe haber tenido procedencia uruguaya el referí Herminio Silva, para andar con la “maldad” durante todo el encuentro, pendiente de cobrar una pena máxima. Pero no, en nuestro país también sucede. Universidad de Chile de 1994 y 1995, si bien contaba con grandes jugadores, será difícil que se saque ese peso de los penales inexistentes. Dejando de lado el gol fuera de juego de Marcelo Salas frente a la UC en 1994 que prácticamente definió el campeonato, es imposible olvidar ese penal sancionado en la altura de El Salvador, que finalmente le daría el título al equipo del Lulo Socías. Adolfo “Fito” Ovalle, un cruzado de corazón, abría el marcador para el equipo nortino, lo que llevaba a una definición en un partido único entre ambas universidades. Cobresal dominaba y el equipo azul no tenía por donde. Ahí Imperatore Marcone, sacó el Herminio Silva que llevaba adentro y cobró la pena máxima en un mínimo desplazamiento de Juan Rivera al nóbel Marcelo Salas. Luego Mardones daría el empate definitivo.El año 1995 siguió llamando a la duda. Universidad de Chile se vio favorecida con una cantidad “sospechosa” de penales siendo dos, en las últimas fechas, los que siguen llamando poderosamente la atención. El partido entre la U y Palestino era el gran duelo de la fecha. La polémica ya estaba dada. Aníbal Pinto, arquero del equipo árabe, pertenecía a los registros de Universidad de Chile, por lo que la dirigencia azul no lo dejó actuar y le restó una de sus figuras al equipo tetracolor. Arturo Palma, otro arquero de muchas temporadas en el fútbol profesional, pero con muy pocos partidos como titular tomaba la posta. Era la figura del partido. El partido estaba empatado en un gol, pero Palma contenía una y otra vez los embates del equipo azul, que a esa altura jugaba con muchos hombres en ofensiva, ya que el empate los dejaba igualados en puntaje con la UC. Faltaban sólo cinco minutos y un pelotazo largo, que había dejado en mitad de la cancha al rechoncho arbitro Rafael Hormazábal (nada contra los rechonchos, aguante Paulo Pérez de Wanderers), llegaba al área de Palestino, lugar en donde caería nuevamente Marcelo Salas, sin haber contacto alguno. A esta altura el guatón tal por cual (acá me salió el hincha de la UC) de Hormazábal, cobraba un nuevo penal para la U, a muchos metros de la jugada y además tapado por varios jugadores. Otra vez la señora ANFP, muy amiga del señor Darío Calderón hacía de las suyas. Aunque quiero creer que fue sólo el espíritu de Herminio Silva.De más está decir que Universidad de Chile se tituló campeón en un partido ganado a Deportes Temuco por dos penales a cero.Con esos árbitros, dan ganas de ahorcarlos, parecido a lo que sucede en el cuento, como lo hizo Miguel Angel Gamboa y Sergio “Charly” Vásquez o el lotino Héctor Toledo e Ignacio González en épocas más actuales. No, perdón, la violencia no conduce a nada.Grande Soriano, y después dicen que no aparecemos ni en las cómicas…

Lavín?? Piñera?? Andáaaaaa

¿Para qué perder el tiempo con tres primarias? Que Piñera con Lavín, la Sole con Bachelet y por otro lado los Tomás, Hirsch y Moulián. ¿No será mucho? Con el sólo hecho de pensar cuanto papel se va a desperdiciar con tanta votación me dan ganas de dejar mis estudios de periodismo y dedicarme a cartonero. Afiches, folletos y votos por partida doble. Creo que los pagan por kilo. Al menos por este año ganaría una buena plata ya que en todos se incluye la “cara de palo” de los candidatos lo que aumentaría considerablemente el peso. Claro que sólo la de los candidatos de la Alianza y la Concertación. Los afiches de Juntos Podemos no creo que los paguen muy bien ya que, como dicen por ahí, pesan menos que un paquete de cabritas, o de Pop Corn, por si usted es partidario de Lavín o Piñera. Entonces, y a raíz del boom del reality La Granja, ¿no bastará con hacer una Primaria VIP y asunto terminado?… ¿Cómo elegiríamos los candidatos? Con el tradicional duelo, por supuesto. Seguramente Bachelet elegiría fuerza ya que cuenta con todo el apoyo del más fuerte: Ricardo Lagos, el mejor de los últimos cuatro capataz, una especie de Gonzalo Egas de la política. La Alvear probablemente tomaría la prueba de equilibrio, en la que se ha perfeccionado últimamente para sostenerse en pie ante Michelle. Piñera, un novato en lo que a pruebas se refiere, ya que ingresó recientemente al show, tomaría la prueba de habilidad, sus empresas lo justifican. De que el hombre es hábil para los negocios, lo es. ¿Y Lavín? Lavín podría dedicarse a animar La Granja en Bruto, caería parado.

Ahora

Típíco. Afuera llueve, el lunes prueba, en el PC un ensayo a medio a terminar, en la radio un CD de Calamaro, en el piso unos libros, en el escritorio un tazón con café, en la lámpara una polilla, en el celular una llamada perdida, en el DVD una película afuera, en el cuaderno abierto una mancha de manjar, en la impresora una luz que parpadea, el video con la hora atrasada, la web cam mirándome, el segundero del reloj que suena más fuerte que nunca, el decodificador del cable con la hora exacta que me apremia, el control remoto metido entre las sábanas, la televisión apagada, el teléfono que es imposible que suene a esta hora, el cenicero limpio, una conversación de messenger que parpadea, un mensaje de texto que me asusta, una ventisca que me congela, una palabra que me subraya el word, una tripa que suena, un estornudo que me hace temblar, un pelo que me molesta en el ojo, un sonido que me retimba en el oído, el aire frío que se mete por mi cuello y el sueño que me vence. No importa, ahora soñaré con su perfección.

De los arrepentidos

Si Tom Cruise no se hubiera subido al auto de Cameroon Díaz nada de eso hubiera pasado.Tan bien que iba lo de Penelope Cruz. Es que cuando uno anda en otra no le importa nada, incluso darle una oportunidad a los que más nos han hecho daño. Si Toto hubiera esperado un poco más debajo del marco de esa puerta, bajo la lluvia, hubiera visto a la niña que amaba salir por el balcón. Ni Toto ni Tom Cruise se hubieran tenido que resignar a ver como se les pasaba la vida por delante de ellos, una vida que no eligieron vivr, pero que tuvieron todo para poder elegirls.Era cosa de haber hecho exactamente lo contrario en ese instante que les iba a cambiar a la vida. Un segundo que les cambió sus 30? 40? 50? años restantes.Vanilla Sky y Cinema Paradiso. De amor y arrepentimientos.

Lanzamiento de mi disco

Carpe Noctem, el primer disco de Hernán Cájas en su debut como solista

Sólo de solamente, solo de soledad

Tal como dice la canción de la banda chilena De Saloon, una de las favoritas de Cájas. Solo, totalmente solo, pero en el escenario. Así está el premiado músico chileno, ex vocalista de Los Cuatro, y que acaba de lanzar Carpe Noctem su primer disco como solista, que fue presentado ayer ante un centenar de personas en lo que otrora fue Mundo Mágico.
Por: Hasan Salihamidzic


Hernán Cájas llenó más de una decena de veces el Estadio Nacional, pero siempre como vocalista de su ex banda Los Cuatro. Sin embargo su sueño siempre fue cantar en solitario en el recinto deportivo con más tradición del país. Y ayer lo logró. Cantó ante cientos de personas los temas de Carpe Noctem, marcando así su debut oficial como solista. Claro que el Estadio Nacional que eligió para presentar su disco no fue el Elefante Blanco de Ñuñoa, sino que la réplica a escala situada en Mundo Mágico, el parque de diversiones que sólo por ayer pareció retomar la vigencia de antaño.

“Presenté acá mi disco porque en algún momento aspiro a tocar y llenar el Estadio Nacional como solista. En el fondo es una manera simbólica de expresar que voy de a poco, pero para allá voy”, dijo al ser consultado sobre lo curioso del escenario, como lugar para presentar un disco.” Siempre me he caracterizado por salirme de la norma. Lo pude haber hecho en la Feria del Disco o en alguna sala, pero elegí esto”, agregó.

El disco Carpe Noctem contiene doce tracks, destacando el primer single Qué linda que es Marisol, que ya está sonando en la mayoría de las radios capitalinas. “Ese tema lo hice en honor a una profesora que tuve en el conservatorio. Era guapísima”, aclaró posteriormente el mismo Cájas.

La presentación en Mundo Mágico tuvo a Rodolfo Navech como maestro de ceremonias, quien aprovechó la oportunidad para repartir tarjetas y cupones de descuentos, promocionando su nuevo negocio que además es atendido por su esposa: una casa de acogida.
La ceremonia contó además con la presencia del músico Marcelo Barticciotto, sindicado por el mismo como su padre en esto de la música y con el connotado escritor Rodrigo Luengo, amigo personal de Cájas y quien acaba de publicar su libro Secretos de sábana: técnicas para un buen amante. “Yo creo que ya era hora que Hernán cortará el cordón y dejará de lado a esa tropa de holgazanes que eran Los Cuatro” dijo con una seriedad, alterada abruptamente por una carcajada. “No, si no eran holgazanes, sólo que Hernán es muy trabajólico. Aguante Los Cuatro”, finalizó, lanzando la mejor de las vibras para la ex banda de su amigo.

La idea de Cájas es aprovechar el reconocimiento que ganó como vocalista y cara más visible de su ex banda y aprovechar esa popularidad para recorrer Chile presentando su nuevo disco. “Hay canciones súper buenas y pegajosas, así que va a gustar en el público. Estoy seguro que tendré la mejor de las recepciones en provincia”. Entre sus planes también está el de internacionalizar su carrera a algunos países de Sudamérica: “ya tengo algo visto en Surinam y Guayanas Francesa”.

Al finalizar la ceremonia agradeció a la prensa y al centenar de personas que acudieron a su lanzamiento, no sin antes recalcar por enésima vez sus ganas de llenar muy pronto el Estadio Nacional. “Si los Prisioneros lo hicieron dos veces y yo con Los Cuatro lo hicimos diez, ¿cómo no voy a poder hacerlo solo?”, dijo convencido y jurando por el Oso Willy que se encontraba a escasos metros, encerrado en una jaula del lugar.

La colorina que me fascina (Relato ebrio con la Coco)

“Buena mina con la que está bailando, compadre”, me dijo un beodo asistente a un bar de Valparaíso mientras ella movía al viento sus cabellos de frutilla. Saqué pecho y seguí danzando al compás de la música en pleno carrete porteño. Pasaron algunos minutos y otra vez lo mismo. Claro que está vez el galán de turno no presentaba indicios de alcohol en su cuerpo. Al cufufo no le creí mucho, al de los sentidos bien puestos, sí. Me detuve a mirar a mi pareja de baile y, para ser sincero, no le encontré detalles que sean de mi gusto. Quizás su cintura casi perfecta podría acercarse a aquello que me vuelve loco. Aún así no me atraía. O sea sí, pero muy poco. Quizás su rostro con rasgos finísimos la asemejen en algo a la mujer de mis sueños. Pero nunca tanto tampoco. Quizás sus piernas, por lejos las más miradas en el bar, me cautivarán alguna vez. ¡Qué pareja de baile que tengo! A esa altura ya me estaba enamorando, por lo que el baile no era baile, sino que un intenso juego de seducción, al menos de mi parte. La pelirroja no me miraba, ella reía radiantemente y flechaba a cuanto mozalbete cruzara la vista con la de ella. No faltó el galopín que entró al local vendiendo flores, y no faltó tampoco el seductor que desembolsó el dinero, que podría haber gastado en el mejor trago del local, para regalarle una rosa. “Se la manda el caballero que está en la barra”, dijo el niño con cara y voz de pícaro. El caballero, de no más de 20 años, al que hacía mención el niño apenas se notaba, los pies colgando delataban sus 150 cms. “Dice que se llama Demetrio”, agregó el niño. “Demetrio y medio será”, respondimos la linda colorina y yo, y soltamos la carcajada. Esa risa y ese sentido del humor terminaron por conquistarme. A esa altura ya pensaba en el matrimonio. Era perfecta, lo que había estado esperando por años, y la tuve por tres años al lado mío. Si hubiera habido un registro civil abierto a esa hora, sin duda que hubiera ido a sacar hora para el “casorio”. Aún contra su voluntad. No iba a dejar pasar está oportunidad. Para celebrar este gran hallazgo (de mi corazón), dejé por un segundo sola a mi acompañante y me dirigí a la barra a comprar un trago. No fueron 30 segundos, pero cuando volví ella ya bailaba con otro. Ahí se me vinieron de inmediato a la cabeza unas palabras de un viejo amigo. “Siempre habrá alguien más bonito que yo, más joven que yo, más talentoso que yo, con más plata que yo y que viva en Viña del Mar con vista al Pacifico”. Este era el caso. No me quedó más que acercarme al lugar que hasta minutos atrás había sido mi lugar y decirle al oído al viñamarino: “buena mina con la que está bailando, compadre”. El me debe haber clasificado entre los beodos.

Un pobre experimento

Paradero. Micro. Detención. Pisadera. Monedas. Pase Escolar. Chofer. Vuelto. Atrás hay espacio. Permiso. Roces. Mirada abajo. Escote. Acá me quedo. De pie. Ventana. Calor. ¿Te llevo la mochila? No, gracias. Heladero. Sed. Billetera. Cien pesos. Helado. ¿Me toca el timbre? Por Supuesto. Gracias. Mal olor. Mirada abajo. Escote. Sudor. Inspector. Su boleto... Taco. Hilera. Esquina. Luz Roja. Reloj. Hora. Es tarde. Luz verde. Pasa poh. ¿Querí que pase por arriba? Silencio. Murmullo. Patadas al suelo. Avanza. Freno Brusco. Perdida de equilibrio. Mirada abajo. Escote. Parada. Metro. Baja gente. Permiso. Tío. Chascón. Guitarra. Música. Espero que les haya gustado. Moneda de Cincuenta. Mirada. Escote. Mirada atrás. Asiento desocupado. Mirada abajo. Escote. Acá me quedo. De pie. Centro. Carabineros. Bocinazos. Más Heladeros. Menos helados. Sapo. A dos de la tres quince. Timbre. Mirada abajo. Escote. Que lata, ya me tengo que bajar. Mirada abajo. Escote. Mirada abajo. Escote. Mirada abajo. Escote. Mirada afuera. Referencia. A la otra me bajo. Mirada abajo. Escote. Resignación. Avanzo. Puerta de atrás. Cordelito. Timbre. Timbre. Timbre. ¡La puerta!. ¡La puerta!. Ábrale la puerta al joven. Puertas abiertas. Viento. Calle. Mirada adelante. Cabeza, ex escote. Risa. Resignación. Pisadera. Pies. Suelo. Calle.

Análisis escuelero de Cinema Paradiso


En esta película italo-francesa del año 1988, escrita y dirigida por Giuseppe Tornatore, producida por Franco Cristaldi y protagonizada por Philippe Noiret, Salvatore Cascio, Marco Leonardi y Jacques Perrin el arte se encarna en vida y el cine se torna conciencia. Son casi dos horas de un extraño impulso vital que repleta la pantalla con imágenes efervescentes, excesivas pero también sutiles y silenciosas. De la mano de Tornatore y la música de Ennio Morricone, que es indudablemente un factor fundamental en la intención artística de Cinema Paradiso, el autor logra asir la realidad y transmite su esencia por medio de una historia sencilla y común que traspasa la barrera del celuloide.
Cinema Paradiso es el relato de la vida en una pequeña aldea siciliana, luego de la Segunda Guerra Mundial. Trata de los recuerdos de un hombre, Toto, acerca de su infancia y de su relación con el mundo del cine, iniciada gracias a su amigo Alfredo, que trabaja proyectando películas en el Cinema Paradiso. La pasión de Alfredo por el cine es transmitida al niño, que se convierte en su sucesor, luego del fatídico incendio del Cinema Paradiso en el cual Alfredo pierde la vista. Toto se transforma, además, en testigo de los cambios que se producen en el cine como consecuencia de la técnica. En este pueblo, en el que el único entretenimiento es el cine, Toto pasa su infancia y parte de su juventud. Cuando se hace mayor, y tras haber terminado el servicio militar, emigra a Roma para prosperar y construir una vida mejor que la que le espera en ese pueblo siciliano. En Roma su vida mejora económicamente y quizá su reputación, pero no aumenta su felicidad ni encuentra a nadie a quién pueda amar de verdad. De esto parece tomar conciencia Toto cuando su madre le llama por teléfono para avisarle que Alfredo ha muerto.
En cada imagen, a cada segundo, la vida parece estallar en miles de situaciones diferentes y corrientes, propias, por lo demás, del surrealismo de Federico Fellini en donde la nostalgia de lo vivido parece ser el elemento desde donde nace todo el relato posterior. El mundo que plantea Tornatore asombra no sólo por lo sublime de su lenguaje, el cual es netamente popular, sino también por la honestidad y autenticidad de su testimonio. Una y otra vez Tornatore parece querer decirnos algo importante. ¿Qué es? Básicamente, susurrarnos su experiencia personal por medio de la historia de Toto pero, más que lo anterior, exponer poéticamente la influencia de las imágenes y los sonidos del cine para un pueblo que ve en las imágenes proyectadas en el telón sus propios sufrimientos y emociones engrandecidas. En este sentido, Tornatore muestra la vida en toda su extensión. El arte del cine adquiere peso sólo cuando lo que muestran sus obras son proyecciones de la realidad misma.
A grandes rasgos, lo que hay en Cinema Paradiso es una apología de la nostalgia en todas sus formas. Aparece, esencialmente, bajo la forma de retrospectiva con la propia vida de Toto. La muerte de Alfredo desata en él recuerdos, los cuales lo conducen en un viaje cuyo camino ya había olvidado. El tiempo es el encargado de escribir esta historia en donde Toto convoca al presente lo ya vivido. Lo salva, lo reivindica y finalmente lo asume. El amor perdido de Elena lo desarma en su juventud, ahora, sin embargo, aquellos recuerdos son dulcemente evocados en su imaginación. La vuelta a su pueblo natal luego de 30 años contiene la misma carga simbólica. Lo olvidado se hace concreto con su llegada y todo parece idéntico. Las palabras de Alfredo poco antes de la partida de Toto hacia Roma son una premonición de lo que encontraría a su vuelta. Toto se ha prohibido a sí mismo regresar. Sólo así la vida logra asumirse en su propia calidad. De no ser de este modo la cotidianeidad de lo corriente y la propia nostalgia de su entorno hubieran terminado por matar las ilusiones de Toto. Sólo en la distancia Toto es capaz de reconocer su pasado y perdonarse a sí mismo.
Al igual que en La guerra del fuego y en El baile el progreso es una herramienta narrativa de Tornatore. “Si el progreso hubiera llegado antes...” dice Alfredo con relación a las nuevas cintas no inflamables. Sin embargo, la propia frase de Alfredo se haya sujeta al momento histórico en el cual sucedió y no tendría ningún sentido si la historia no hubiera ido solamente en esa dirección. Es más, los propios anhelos de Toto se ven realizados con este curso de los hechos. La comunicación que se entabla entre los habitantes de esta villa es, entonces, en los términos que el progreso dicta y, más aún, en los términos que la comunicación del progreso dicta. Toda la película, desde este punto de vista, parece guiada por este idea, es decir, por el lenguaje exclusivo formado por la influencia del Cinema Paradiso y por la comunicación innata que se esparce por todos los niveles sociales de la villa, aún cuando esto no se explicite. La comunicación que se establece entre el relato y el espectador es también parte del mismo juego. Tornatore recurre a la memoria emotiva y rescata del olvido la intensa nostalgia de años que hoy parecen perfectos.
Por último, y quizás la semejanza más notoria con relación a lo que estamos analizando últimamente en el curso, es el mensaje político con respecto a la propagación de la cultura a través de la programación del cine. El padre Adelfio es quién decide, en última instancia, qué ver y qué no ver. El monopolio de la iglesia con respecto del conocimiento y su visión sesgada acerca de lo que la vida significa es también un síntoma que desaparece lentamente con el progreso, igualmente, de orden mental. El incendio del Cinema Paradiso no es tan sólo la renovación material de un nuevo edificio es, a la vez, el renacer espiritual de la villa y el vuelco de la historia hacia una visión de vida que no se niega y no se censura.
En síntesis, Cinema Paradiso es una película en donde cada escena tiene estrecha relación con la vida diaria. Esa vida que transita por delante de nuestros ojos y que si no somos capaces de asirla en el momento indicado, como si lo hizo Toto al partir a Roma, se escabulle y quién sabe si volverá a pasar nuevamente ante nosotros.

Una weaita que escribí para un pseudo sitio web

Era una de las primeras mañanas calurosas de aquella primavera del 2000. Por el consejo de profesores ese día mi curso entraba a las 9:30, un alivio a esa altura del año donde pruebas coeficiente dos y exámenes finales son pan da cada día. Me había levantado con ganas esa mañana, una hora más de sueño lograban dibujar una sonrisa en mi rostro. Por primera vez en ese año logré tomar un desayuno decente, sentado tranquilamente en mi mesa, leyendo el diario recién llegado y mirando de reojo el matinal en donde decían que el tráfico estaba expedito y que la contaminación había disminuido considerablemente. Sin duda era un día especial, No salí de mi casa corriendo como era habitual, sino que a paso lento llegué al paradero. No me encontré con el paradero lleno y por fin pude verle la cara al señor que atendía el quiosco que mañana a mañana se veía rodeado de gente solicitando las informaciones del día. El miedo era que al no haber gente en el paradero era yo el encargado de hacer parar la micro arriesgando que ninguna de ellas hiciera caso a mi llamada de detención. La sorpresa fue grande cuando casi sin levantar la mano, esta se detuviera sola ante mis pies. Se acercó a la cuneta para evitar cualquier accidente y su chofer me saludó amablemente.-Buenos días mijito-me dijo y luego agregó: -Veo que hoy entraba un poco más tarde -. Le respondí sólo para no parecer mal educado, le pagué el pasaje y me fui a sentar. Acto seguido me volvió a hablar:-Mijito, su boleto, no ve que si nos pasa algo usted puede alegar si lo tiene-. Recibí el boleto y me fui a sentar más sorprendido que nunca, no sólo por la extraña actitud del chofer, sino también porque después de mucho tiempo tomaba una micro sin ese fatigable olor a parafina. El día ya era demasiado bueno pero se convertía en el más bueno de mi vida en el momento en que se subió a “la micro” aquella niña que me había gustado por años. Siempre la veía en “la micro” y sólo me conformaba con mirarla por largo rato en esos interminables tacos que se hacían alrededor de diez para las ocho de la mañana. Pero ese día ya era demasiado especial, tanto que aun habiendo muchos asientos desocupados prefirió sentarse a mi lado. Miraba por la ventana para esconder mi vergüenza pero más de una vez no aguanté y casi por inercia volteaba para mirarla aunque fuera de reojo. Un: hola, ¿cómo estás? fue lo último que escuché antes de quedar en blanco. Después de unos segundos, que parecieron interminables, volví en sí y pude responderle. Bien, gracias. ¿Nos conocemos de algún lado? ,pregunté. No, sólo es que siempre te veía y tenía muchas ganas de hablarte, me dijo. Después de un rato largo de conversación, sólo interrumpido por vendedores ambulantes y heladeros, intercambiamos teléfonos. Ella, como buena niña ordenada, anotó el mío en su agenda, y yo, como buen niño desordenado, en el primer papel que encontré: el boleto de la micro. Creo haber sido la persona más feliz en ese momento. Había sido una mañana perfecta. Me bajaba antes que ella por lo que nos despedimos y quedamos de hablarnos nuevamente si es que nos topábamos en otra oportunidad. Llegué a la puerta de atrás, toqué el timbre pero el chofer no abrió, toque nuevamente y las puertas seguían cerradas. Ya al tercer timbrazo, acompañado de un grito, abrió la puerta. Sin embargo cuando iba bajando, el chofer aceleró provocando que me cayera micro abajo. Las risas y las “tallas” irreproducibles de quienes veían desde abajo fue lo único que escuché. Sin embargo, y tras las risas, una voz me habló con seriedad. Oiga niño, soy abogado y sí usted me pasa su boleto podríamos denunciar al chofer. Ja ja, ¿el boleto? no gracias, fue lo único que atiné a decirle a aquel señor bien vestido que ofreció su ayuda. En realidad creo que fue lo único que respondí, más bien es lo único que recuerdo mientras escribo estas líneas y observo el boleto de aquella 217 enmarcado en el cuadro con la foto de mi novia.

sábado, octubre 29, 2005

Sueño con canguros...canguros de mar

Ha pasado un mes donde sólo hemos hablado de fútbol. 30 días en que no hemos podido olvidar el categórico triunfo a Ecuador y los infartantes empates en la hora de Colombia versus Paraguay y Uruguay ante Argentina que nos dieron la merecida clasificación. Desde ahí Australia en mente. Como no le vamos a ganar a los oceánicos si su técnico no ha renunciado al PSV Eindhoven de Holanda y dirige ambos elencos a la vez. “No son profesionales”, dicen unos. “Son Kewell, Viduka, Aloisi y nadie más”, dicen otros. En cambio nosotros tenemos a un sorprendente “Pollito” Arancibia, a un recuperado “Huevito” Valencia y al cada vez más goleador “Caruchita”Estay. Todos ellos llegan en un 100 por ciento al enfrentamiento de este sábado 12 en un Nacional seguramente repleto. Los socceroos vienen con bronca. Han sido eliminados por Argentina y Uruguay en los dos últimos repechajes. Ahora es el turno de Chile que no tendrá a su máximo emblema, Marcelo Salas, para el partido de local, pero que hará pesar sus jinetas en el duelo a disputarse el miércoles 16 en Sydney. Para el primer match del repechaje sí estará nuestro David Pizarro, que con su experiencia ganada en Italia y su carisma seguirá liderando a la escuadra tal como lo hizo durante todo el proceso clasificatorio. Tenemos 3 arqueros de categoría. Bravo se ganó su puesto en los dos últimos partidos que nos dieron el paso a la repesca, Tapia, aun inactivo, es prenda de garantía y la personalidad de Herrera se cotiza en alza. Mark González ya esta recuperado y demostrará que sus 6 meses en Inglaterra pueden más que los años y años de los de Hiddink en la Premier League.
Australia tiene que volar unas cuantas horas sobre el Pácifico para llegar a nuestro país, un viaje que de seguro hará que lleguen diezmados. Don Balón y Deporte Total, en sus nuevos ciclos, no ceden a la demanda que otorga este partido y semana tras semana nos entregan detalles del partido que por fin llega. Quedan sólo cuatro días y ya no aguanto más. La ansiedad supera al partido con Bolivia en 1997 o a los cuatro encuentros que nuestra rojita querida jugó en Francia. Los mundiales en Europa le vienen bien a Chile. Jugó en Inglaterra 1966, Alemania 74, España 82 y Francia 98. Y se quedó sin cita máxima en los torneos disputados en nuestro continente. De seguro ahora seguirá la tradición y después de los duelos con los “canguros” estaremos de nuevo en el Viejo Contienente.
Si este mes hemos hablado sólo del repechaje, me imagino que post 16 de noviembre hablaremos sólo de Mundial. Siete meses tratando de encontrar el equipo ideal de Chile para no pasar un papelón en Alemania. Qué nos toque con Togo, Polonia y España en el grupo y soy feliz. En España juega un zurdito de apodo Nano, es quizás el único que puede complicar al equipo de Acosta. Nano,Nano, Nano, Hernán, despierta, ¡te están llamando para avisarte que los trabajos para Cristián Arcos se entregan el miércoles y no el viernes!. Perdón viejo, no escuche el celular, estaba soñando con canguros, canguros que cruzaban el mar.